Estados Unidos después del 11 de Septiembre:

OBSERVACIONES DE UNA CASTELLANA EN CHICAGO

Por Maribel Casas Cortés

Los estadounidenses se despertaron aquel día con una imagen impensable en sus pantallas domésticas. Esta vez no era de Hollywood. Los periodistas aparecían atónitos, y sin ningún guión preparado para cubrir tan magna noticia. En los primeros días la población de los Estados Unidos –étnica, económica y socialmente tan heterogénea- compartía intensas conversaciones. En cada hogar, en los lugares de trabajo y demás espacios cotidianos se oían interpretaciones diferentes sobre lo ocurrido. La gente elaboraba respuestas a los inevitables interrogantes de por qué, quien y cómo. La variedad de opiniones era muy alta en un ambiente generalizado de confusión y tristeza.

Cómo se contestó a esta inicial ansiedad y curiosidad de la gente? Por una parte, se mostraron las imágenes de las torres desfalleciendo hasta el punto de crear pesadillas. Por otra parte, el presidente de la nación monopolizó la atención pública a través de sus persistentes discursos. El senor Bush aprovechó la oportunidad para superar de una vez por todas su vergonzosa falta de legitimidad poítica, claramente expuesta en su polémica toma de poder, llena de controversia y sin una clara mayoría a su candidatura.

Cuál fue la contribución de sus discursos? Crear una respuesta fácil y sensacionalista a la situación: ¡estamos en guerra! Sus palabras confrontativas arengaban a la población a desear venganza, evadiendo cualquier tipo de reflexión e investigación sobre la autoría y las causas de lo sucedido. Muy pronto el luto se sustituyó por las banderas. El presidente se erigió como el promotor de un patriotismo bélico extremista, que se manifestó inicialmente en ataques racistas a los ciudadanos norteamericanos musulmanes en las salidas de las mezquitas y otros lugares. No todos los ciudadanos siguieron las palabras de Bush, e intentaron la difícil tarea de ser patriotas sin identificarse con respuestas violentas como los bombardeos. Pero la promesa de una guerra se hacía cada vez más real: en menos de un mes después de lo sucedido, se empezó a bombardear un país, que supuestamente escondía a lo! s supuestos autores. A pesar de las muchas suposiciones, y de las pocas evidencias, el gobierno decidió dedicar la suma de mil millones de dolares mensuales para la industria militar.

La política exterior de liderar la guerra, se acompanó por unas polémicas políticas en casa por su impacto en la población norteamericana: en cuanto a política económica, se presenta la propuesta de ley del Economic Stimulus en respuesta a la recesión económica que afecta al país desde meses antes de los ataques. Esta ley proporciona apoyo financiero a las grandes corporaciones. Paralelamente, esas mismas corporaciones despiden a más de cien mil empleados. La Oficina de Estadísticas Laborales anunció la pérdida de 450.000 puestos de trabajo sólo en el mes de octubre.

En cuanto a política de seguridad, se establecen las llamadas "leyes anti-terroristas", la "Oficina de Seguridad de la Patria", el "monitoreo de los medios" y los "tribunales militares". Las consecuencias de todas estas medidas constituyen un grave recorte a las libertades civiles de los habitantes del país. Círculos de abogados han denunciado la nueva situación por privar a la población de derechos tan propios de la tradición norteamericana como la libertad de expresión. Los teléfonos, el internet, la televisión, los periódicos,…pueden estar bajo estricto control gubernamental.

Sin embargo, en este afán por proveer "seguridad a los norteamericanos" no se considera la posibilidad de un mínimo cambio en su política exterior. Los efectos de la política exterior de los EEUU a nivel global –tanto de su política militar como económica- han sido considerados como una de las principales causas del sentimiento anti americano que ha crecido entre muchos sectores de la población mundial.

Su política militar en Oriente Medio como el apoyo incondicional a Israel, las sanciones a Irak y las bases militares en la tierra sagrada de los musulmanes en Arabia Saudita son muy impopulares entre los países árabes y musulmanes entre otros. Su política económica a nivel global han creado un fuerte rechazo hacia los EEUU en los países del "Tercer Mundo" -y también en los países ricos- por haber aumentado la situación de desigualdad global a un record histórico. Las instituciones financieras internacionales son las encargadas de implantar las políticas económicas que generan estos desequilibrios a nivel global. El Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional y la Organización Mundial del Comercio –donde el gobierno estadunidense tiene el voto más fuerte-, se reunieron en Ottawa (Canadá) y en Doha (Qatar) respectivamente después del 11 de Septiembre. Continuaron con su mismo tipo ! de reuniones cerradas y con su misma agenda de disenar una economia global que favorece a las corporaciones. Los efectos de las políticas económicas que EEUU está implantando a través de dichas instituciones se están sintiendo en muchos países. Argentina, un país que antes era conocido por su situación económica dinámica y estable, está ahora bajo una situación de urgencia nacional bajo las politicas del FMI. Pregunte usted a un argentino que piensa del gobierno norteamericano...

Fuera y dentro del país Bush no ha conseguido cumplir su intimidatoria advertencia: "O estás con nosotros o estás con los terroristas". Voces críticas han surgido a nivel mundial, y desde muchos puntos de vista. Sin embargo, el reto más fuerte para Bush es la incorformidad que está surgiendo en su propio país. Estas son algunas expresiones de descontento en Estados Unidos que por el momento no son de interés mediático: Crece la opinión crítica hacia la guerra, y se hace visible en movilizaciones pacifistas en diferentes ciudades del país, como las que se esperan para el 10 de diciembre, día internacional de los derechos humanos. Crecen las voces disidentes con su política militar en América Latina y Oriente Medio. Unas 10.000 personas realizan una procesión funeraria en la base de la Escuela de las Américas el 17 de Noviembre, aniversario del asesinato del arzobispo Romero en El Salva! dor por militares entrenados en los EEUU. En respuesta a los bombardeos a Palestina, se convoca el mismo día a una expresión de rechazo delante del Consulado de Israel en Nueva York. También crece la rabia contra la política económica global y se canaliza a través de los intentos del movimiento de antiglobalización económica de interferir en las reuniones del Fondo Monetario Internacional y la Organización Mundial del Comercio. Aumenta el descontento con las corporaciones apoyadas por el gobierno, y se realizan boycotts a las cadenas de comida rápida y acciones contra las corporaciones de la industria militar.

La propia sociedad norteamericana está empezando a criticar, muy poco a poco, las políticas de la administración de George Bush en esta delicada situación nacional e internacional. Este artículo es un rápido testimonio para inspirar libertad de expresión y de crítica en cualquier parte del mundo, y especialmente en mi querida Castilla.